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Bulbgraph Obviamente, este artículo no es mío (no doy más que para traducirlo). Su autor es Robert X. Cringely. De hecho, no tengo ni permiso para hacer esto. La única razón por la que lo hago es porque quiero que todos puedan disfrutar con su columna semanal tanto como yo.

26 de octubre de 2006

La unidad de disco de Bob.

Por Robert X. Cringely

Durante nueve años y tras 492 columnas en las que he hablado sobre nuevas empresas y tecnologías siempre me he honrado de no poseer acciones ni obtener beneficio económico de ellas. Esto se debe a que 1) soy pobre y no me puedo permitir dar el salto a los negocios relacionados con las tecnologías más chachis y 2) mi contrato con PBS me obliga a dejar muy claro si obtengo beneficio económico de los productos o las empresas sobre las que escribo. No se me prohíbe que hable de mis inversiones, pero debo dejar claro si estoy involucrado financieramente.

Bueno, pues esta vez (y es la primera) SÍ que he invertido en la tecnología de la que voy a hablar. De hecho, en mayor parte se trata de una idea mía. Y, aunque pueda parecer una autopromoción descarada (demonios, lo ES), al menos puedo estar seguro de que se trata de una autopromoción descarada PRECISA. Y, de todas formas, como la semana pasada presenté la tecnología en la que se basa en una conferencia en ACM, supongo que ya se habrá descubierto el pastel.

Como muchos lectores sabrán, tengo un negocio de consultoría que lleva 6 años alimentándose de esta columna, así que esto no es un cambio de conducta. Pero sí se trata de la primera vez que uno de estos proyectos es digno de mención. Me gustaría que todos los fuesen pero, por desgracia, no es así.

Esta historia comenzó hace un año, cuando escribí una columna sobre el enorme aumento en las facturas de electricidad de los grandes centros de datos. Dicha columna está entre los enlaces de esta semana. En las semanas posteriores me llegaron noticias de muchos frustrados directores a cargo de enormes instalaciones de hospedaje, e incluso tuve algunas reuniones en las que intenté ayudares a encontrar formas de ahorrar energía y de DISMINUIR el consumo (dos conceptos completamente distintos). Lo que me quedó claro en esas reuniones es que el culpable es el almacenamiento: el consumo de energía de las unidades de disco modernas.

Mientras los fabricantes de procesadores como Intel y AMD han invertido miles de millones intentando reducir el consumo de energía de sus chips, los fabricantes de unidades de disco han hecho más bien poco para lograr lo propio en lo que al almacenamiento se refiere, aparte de concentrarse en aumentar su densidad (la cantidad de datos que pueden guardarse en un medio de almacenamiento). Prueba de ello es que, si lo medimos en dólares, tanto el coste como el consumo de energía han disminuido (o si lo medimos en vatios por gigabyte, incluso si lo hacemos en dólares por mes). La velocidad de giro de los discos se puede reducir, pero no gracias a los fabricantes de discos.

Como el almacenamiento en disco es el responsable del 30 por ciento del consumo de tu PC y hasta del 50 por ciento del consumo de un centro de datos, me pareció que podría tratarse de un buen lugar en el que buscar mejoras. Si a esto añadimos el problema de que no hay ningún centro de datos con suficiente capacidad de almacenamiento para este mundo de YouTube y Sarbanes-Oxley, está claro que necesitamos unidades de disco con más capacidad, más baratas y que consuman menos energía.

Y encontré una.

Durante varios años dos amigos míos, Anil Nigam y Jim White, habían estado trabajando a través de su propia empresa, Antek Peripherals, Inc., en desarrollar la tecnología de una especie de superdisquete utilizando láminas de metal como soporte de grabación. En ese momento su objetivo eran las cámaras digitales, pero les pregunté si la misma tecnología podría utilizarse en unidades fijas, como el disco duro de un ordenador. Y, de ser así, ¿qué consecuencias tendría en el precio, el rendimiento, la fiabilidad y el consumo de energía? Las respuestas me dejaron pasmado: podrían desarrollar un nuevo tipo de unidades de disco que contendría tres veces más datos en el mismo espacio, más fiables, cuya fabricación sería más barata y que consumirían entre 70 y 95 por ciento menos energía que la tecnología actual más moderna.

Los administradores de un centro de datos sólo tendrían que cambiar las unidades de disco para multiplicar por tres la capacidad de almacenamiento y disminuir el consumo a un tercio. Se trata de algo muy atractivo para grandes negocios y grandes empresas de hospedaje no sólo por la rebaja en la factura de la luz sino porque puede evitar por si mismo la construcción de más centros de datos.

Pero, ¿era demasiado bueno para ser verdad?

En lo que se refiere a unidades de disco, ni Anil ni Jim son unos paletos. Entre los dos acumulan más de 50 años de experiencia en el sector. Anil fue cofundador de SyQuest, uno de los primeros competidores de Iomega. Y Jim es un académico que diseñó unidades de disco para IBM y que, hoy en día, cobra derechos por la mayoría de las cabezas lectoras de los discos duros fabricadas en el mundo. Y hacía varios años que habían patentado la tecnología de láminas de metal para los discos. No es algo frecuente que las tecnologías punteras ya estén patentadas, pero ésta llevaba diez años de ventaja y nadie lo sabía.

Era el momento de hablar con los fabricantes de unidades de disco, de cabezas lectoras, de láminas de metal y, por supuesto, con los grandes clientes, de comprobar que se trataba de una tecnología viable y de buscar posibles socios, precisamente lo que me ha tenido ocupado durante los últimos meses. Y mientras lo hacíamos dimos con algunas ventajas técnicas más.

La tecnología en cuestión consiste en sustituir el disco de aluminio o vidrio del disco duro por una placa hecha de láminas de acero inoxidable o titanio con un grosor de 22 o 25 micrones, respectivamente. Estos materiales son más caros, pero usamos tan poco (estas placas son increíblemente delgadas) que el coste total de los materiales es bastante inferior. Este material flexible tiene el mismo recubrimiento magnético utilizado en las unidades de disco convencionales, con lo que nuestras unidades de disco están sujetas a la misma curva de crecimiento. Obtenemos más densidad de almacenamiento sencillamente porque ponemos más placas en cada unidad (digamos que entre 12 y 15 en lugar de entre 4 y 5, las que suele tener un disco de 3 pulgadas y media), ya que son mucho más delgadas y pueden estar más juntas. Las únicas piezas de la unidad de disco verdaderamente distintas son las placas y las cabezas, y las cabezas sólo se diferencian de las actuales porque tienen una ranura más. No hay tecnología de cohetes, pero la que hay está patentada.

Las ventajas de nuestra unidad de disco van más allá de las aplicaciones empresariales. Somos capaces de construir unidades más baratas, por ejemplo, porque fabricar las placas que utilizamos cuesta menos y porque la naturaleza de las cabezas flotantes es tal que el polvo que pueda haber entre la cabeza y el disco es expulsado, lo que permite que no sea necesario ensamblar las unidades en una habitación limpia. Además, mientras que las placas actuales deben ser pulidas y bañadas una a una, nuestras láminas de metal pueden ser pulidas y bañadas en rollos gigantes para luego ser cortados como sea necesario, lo que reduce los costes y aumenta la flexibilidad del proceso de fabricación.

Debido a que la masa en rotación es mucho menor, nuestras unidades pueden utilizar motores de giro más baratos, ligeros y con menor consumo. Nuestras unidades de 3 pulgadas y media pueden funcionar con el motor de las de 1 pulgada. Podemos hacer que unidades que giren a 30.000 revoluciones por minuto para aquellas aplicaciones realmente exigentes, seguro que atraen a la gente que utiliza Oracle y DB2. Nuestras unidades para los PC costarán menos y consumirán una cuarta parte que las actuales.

Esta disminución del consumo es la clave para la creación de toda una nueva serie de categorías de productos, como sustitutos para las cintas. El negocio de las cintas para ordenador mueve 10.000 millones de dólares, pero su sucio secretito es que nadie sabe en realidad si sus datos están a salvo o no porque las cintas no constituyen una solución fiable para las copias de seguridad debido al deterioro causado por la fricción y el entorno. Pero esto se acabó. La alternativa a las cintas que hemos previsto cuesta 20 centavos de dólar por gigabyte frente a los 18 que cuesta la cinta, pero nuestro sistema es más fiable y la velocidad de acceso es 720 veces mayor. Mientras que una unidad de cinta consume 10 vatios nuestro sustituto consume 3.

La naturaleza de nuestras unidades es tal que son muy resistentes (casi inmunes) a los golpes, así que podemos dejar de preocuparnos de que la cabeza se estrelle contra la placa porque el material flexible del que está hecho permitirá que se aparte de la cabeza empujada por una cámara de aire comprimido, en lugar de chocar. Por lo tanto, estas unidades son perfectas para ordenadores portátiles y reproductores de música y vídeo portátiles porque son más ligeras, más resistentes y aumentan la duración de sus baterías en más de un 70 por ciento.

Por ejemplo, nuestra unidad de 60 gigas tendrá el mismo tamaño que la del iPod de 30 gigas, pero la nuestra no necesitará circuitos para aparcar las cabezas ni para "uh, oh, que me caigo", así que construirlos será más barato. Y mientras que a la unidad de 30 gigas tarda 5 segundos en acelerar lo suficiente como para tragarse una canción entera, nuestra unidad de 60 gigas lo consigue en 0,4 segundos. Colorea lo que hay bajo esa curva de consumo y verás que la vida de las baterías puede aumentar considerablemente o que se pueden sustituir por unas más pequeñas y baratas.

Pero la nuestra no es la única tecnología novedosa relacionada con los discos que llega al mercado. Windows Vista permitirá utilizar las nuevas unidades de disco híbridas con memoria flash que funciona como una caché de cuarto nivel a la que acceder en primer lugar. Esto permite que, en determinadas circunstancias, las placas no giren en absoluto o, al menos, proporciona un acceso más rápido mientras las placas estén acelerando. El único problema es que las unidades híbridas cuestan más (mucho más), igual que Vista es más caro que XP.

Nuestra unidad de láminas de metal cuesta menos, no más, y acelera tan rápidamente que es posible leer los datos tan rápido o más que de una memoria flash. ¿Quién necesita una unidad de de disco híbrida?

Y en general, ¿quién necesita memoria flash como tecnología de almacenamiento masivo? Nuestra unidad de 10 gigabytes y 0,85 pulgadas puede acelerar, leer o escribir datos y apagarse en menos tiempo que el que se necesita en una memoria flash para realizar la misma tarea, y es igual de resistente a los golpes y más al calor. Esa unidad de 10 gigas costará 24 dólares, lo que comparado con los 240 que cuestan 10 gigas de memoria flash nos permite esperar que nuestra tecnología sea utilizada en cualquier aplicación para la que hagan falta más de dos gigas. El mercado más evidente es el de los teléfonos móviles, que tienden a convertirse en dispositivos de almacenamiento de medios.

Se trata de un mercado potencial de 1.000 millones de discos de ordenador y 1.000 millones de teléfonos móviles al año. Y su lanzamiento comenzará por estas fechas dentro de un año, cuando las unidades de disco de láminas de metal comiencen a aparecer bajo marcas muy conocidas. Como ves, en realidad no he creado una empresa de unidades de disco. ESO sí que sería una estupidez.

Original: http://www.pbs.org/cringely/pulpit/2006/pulpit_20061026_001143.html
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